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FRANCISCO DE QUEVEDO (Madrid, 1580-1645): VIDA Y SEMBLANZAS

QUEVEDO

1580. Nace, probablemente, el 17 de septiembre en Madrid, Francisco de Quevedo y Villegas. Es bautizado el día 26 del mismo mes en la Iglesia de San Ginés. Son sus padres Pedro Gómez de Quevedo y María de Santibáñez, ambos oriundos del valle de Toranzo en la Montaña. Los cónyuges ocupan puestos de confianza en la corte, el primero como escribano de cámara de la reina Ana y secretario particular del príncipe e infantes. Francisco es el tercero de seis hermanos.

1586. Muere su padre. María de Santibañez será tutora de sus hijos hasta su muerte en el año 1600.

1594. Tras haber pasado posiblemente por las aulas del Colegio Imperial de la Compañía de Jesús de Madrid, estudia en el Colegio de la Compañía en Ocaña, beneficiándose de la ayuda económica que había obtenido del monarca su abuela Felipa de Espinosa.

1596. Comienza estudios de artes en la Universidad de Alcalá de Henares. Obtendrá tres años más tarde el grado de bachiller y, poco después, el de licenciado en 1600, año en el que inicia estudios de Teología en la misma universidad. Se ha supuesto que en estas fechas se inicia la amistad con Pedro Téllez Girón, más tarde duque de Osuna.

1601. Prosigue sus estudios, al parecer, en la Universidad de Valladolid, ciudad a la que se había trasladado la corte.

1602. Tras dos años bajo la tutela de Andrés de Ozaeta, el escritor, junto a sus hermanos menores, estará a cargo de Agustín de Villanueva, residente en la corte de Valladolid, hasta 1605. Villanueva, casado con Ana Díez de Villegas, pariente de Quevedo, tenía en la época el cargo de Secretario del Rey. Uno de sus hijos, Jerónimo (1594), llegaría a ocupar el puesto de protonotario de Aragón y a ser uno de los hombres más influyentes bajo el reinado de Felipe IV. En este período, Quevedo comienza a hacerse un nombre en el mundo de las letras. Algunos poemas suyos aparecerán recogidos en las Flores de poetas ilustres de Pedro de Espinosa. Entre 1604 y 1605 mantiene correspondencia con Justo Lipsio.

1606. De regreso a la corte de Madrid, Quevedo vuelve también a su ciudad natal, donde probablemente recibe órdenes menores y se integra en la vida literaria de la corte.

1609. Escribe España defendida. Comienzan sus pleitos para obtener el señorío de La Torre de Juan Abad.

1610. Se le niega el permiso para publicar el Sueño del juicio final por "chabacano e imprudente".

1613. Viaja a Palermo para ponerse al servicio del duque de Osuna, Virrey de Sicilia entre los años 1610 y 1616.

1614. Se desplaza a Niza, Génova y Madrid, siguiendo instrucciones de su protector.

1615. Viaja desde Palermo a Madrid como portador del donativo votado por el parlamento de Sicilia. Además, y en calidad de hombre de confianza de Osuna, intriga en la corte, acudiendo incluso al soborno, para asegurar el nombramiento del Duque como Virrey de Nápoles. Estos hechos serán investigados, implicando a Quevedo, en 1621, tras la caída en desgracia del Duque.

1616. El duque de Osuna ocupa su nuevo cargo de Virrey de Nápoles, en donde encontraremos también a Quevedo a partir de septiembre.

1617. Se desplaza en misión diplomática a Roma. Poco después viaja una vez más a Madrid para llevar el donativo del parlamento napolitano y cuidar de los intereses del Duque. Felipe III le concede el hábito de Santiago.

1618. Se inicia el declive político del duque de Osuna. Quevedo regresa desde Nápoles a España de manera definitiva.

1621. Muerte de Felipe III y subida al trono de Felipe IV. Proceso contra Pedro Téllez Girón, que salpica a Quevedo. Se convierte en Señor de la Torre de Juan Abad, villa manchega sobre la que había heredado ciertas rentas y cuya jurisdicción vende ahora el Consejo de Castilla. Precisamente a esta villa había sido desterrado poco antes del cambio de reinado y de que comenzase el procedimiento legal contra el Duque. También conoce la cárcel en Uclés durante un breve período. Sufrirá un nuevo destierro en sus posesiones manchegas como consecuencia del proceso judicial contra su antiguo protector. En los Grandes anales de quince días relata la confusión de las jornadas inmediatas a la muerte de Felipe III.

1624. Viaja junto a la corte a Andalucía. En una de las etapas alberga a Felipe IV en su residencia de La Torre de Juan Abad. El 25 de septiembre muere en prisión el duque de Osuna.

1626. Acompañando de nuevo a la corte, se desplaza a Aragón a principios de año. Unos meses más tarde, aparecen impresas sin autorización en Zaragoza dos obras suyas: Política de Dios y El Buscón.

1628. Nuevo destierro en sus posesiones de La Torre de Juan Abad como consecuencia de su defensa del patronato único de Santiago Apóstol.

1629. Escribe anónimamente El chitón de las tarabillas, en apoyo de la política del conde-duque de Olivares, a quien elogia asimismo en otros escritos.

1631. Tras alguna denuncia ante la Inquisición, y la proliferación de ediciones piratas, publica Juguetes de la niñez, obra en la que se recogen, junto a otros nuevos, textos anteriores de carácter burlesco y satírico que aparecen ahora revisados y censurados. También se publican ahora las ediciones de las obras poéticas de Fray Luis de León, con dedicatoria a Olivares (redactada en 1629), y Francisco de la Torre.

1632. Antonio Juan Luis de la Cerda, duque de Medinaceli, con quien pocos años antes había iniciado una amistad que marcará la última etapa de la vida del escritor, le representa en las capitulaciones matrimoniales con Esperanza Mendoza, señora de Cetina. Contraerán matrimonio en 1634, pero se separarán pocos meses más tarde. Recibe el nombramiento de Secretario del Rey.

1633. La hostilidad hacia el conde-duque de Olivares es ya evidente. Redacta en julio el acerbo memorial Execración contra los judíos, que es, además de la más rotunda muestra de su antisemitismo, un ataque frontal a la política del valido. Posiblemente comienza también ahora la escritura de La Hora de todos.

1634. Publica La cuna y la sepultura y la traducción de La introducción a la vida devota de Francisco de Sales. En esta época desarrolla una gran actividad literaria; de entre 1633 y 1635 datan obras como De los remedios de cualquier fortuna, el Epicteto, Virtud militante, Las cuatro fantasmas, la segunda parte de Política de Dios, la Visita y anatomía de la cabeza del cardenal Richelieu o la Carta a Luis XIII.

1635. Se publica el libelo contra Quevedo titulado Tribunal de la justa venganza.

1639. El 7 de diciembre es detenido en casa del duque de Medinaceli y conducido al convento de San Marcos de León, donde permanecerá encarcelado hasta junio de 1643, cinco meses después de la caída de Olivares. En este tiempo escribe La Rebelión de Barcelona y Providencia de Dios.

1644. En noviembre, con su salud muy deteriorada, se retira a La Torre de Juan Abad. Publica el Marco Bruto y La caída para levantarse. Prepara en este tiempo la edición de su poesía, que aparecerá póstumamente por González de Salas en 1648.

1645. El 8 de septiembre muere en Villanueva de los Infantes, adonde se había desplazado a principios de este año.

Bibliografía

ANTOLOGIA POETICA
Ningún poeta resume mejor que Quevedo lo que fue la España del Barroco, con su grandeza herida y su obsesión por vencer en el arte la progresiva ruina personal y social. Poemas metafísicos y morales, poemas amorosos y poemas satíricos constituyen un gran retablo de esta etapa histórica.

LOS SUEÑOS
De carácter satírico, con la ironía y el sarcasmo siempre a flor de piel, estos relatos son una suerte de recensión hipercrítica de los vicios considerados bajo el prisma de la hipocresía y encarnados en una amplia nómina de tipos y estamentos sociales de su época. El pesimismo radical que alienta la pluma del madrileño favorece más si cabe la aparición de sus característicos recursos dialécticos: alucinadas hipérboles, descripciones imposibles, acuciantes metáforas.

EL BUSCON
La galería de ricos personajes que aparecen a lo largo del desarrollo de la trama argumental, es un mosaico de caracteres y costumbres de aquella España que nos retrata el autor. El humor y la tragedia cotidiana conviven en las líneas de esta obra con naturalidad y desenfado. La crueldad más despiadada y dura se mezcla aquí con un aire jocoso y a veces único, que aporta el autor con su peculiar y amarga visión del mundo.

POEMAS SATIRICOS
Si Góngora eleva la realidad a lo bello y lo sublime, Quevedo la derriba, la degrada, la vuelve plebeya. Sobre todo el mundo renacentista mitológico y el caballeresco medieval, como vemos en la Pavura de los condes de Carrión y en los poemas de Apolo y Dafne. Así como sus 25 letrillas, la más famosa «Poderoso caballero es Don Dinero». Se incluyen aquí también las sátiras contra Góngora. 16 jácaras, romances para ser cantados, sobre gente del hampa, que usa lenguaje de germanía.